Los capítulos llevan como título el apellido de algún personaje del elenco principal.
Tras derribar la puerta, en su interior encuentran un grupo de unas treinta personas que se oponen al desalojo.
Ante la tenaz resistencia, el jefe del comando antidisturbios, Osorio, solicita refuerzos, pero sin éxito.
Los agentes coinciden en contratarlo, excepto Diego, que no se fía de él.
Laia Urquijo contacta a Diego López para continuar con su investigación extraoficial sobre las causas del desahucio.
Moreno los está investigando y Laia ha estado a punto de arruinarle el trabajo.
5: «Parra» Laia comienza a colaborar con la investigación que lleva Moreno con una jueza, sobre Diana y Cardois.
En un operativo por un partido del Real Madrid, Úbeda es herido de gravedad por unos ultras franceses.
Al amanecer de un día cualquiera del pasado, una patera llega a una playa y un grupo de hombres desembarca en tierra firme y, con dificultades, se apresura a ganar el interior, la «tierra prometida».
Para terminar a tiempo la transcripción de las escuchas, Laia se queda toda la noche en el piso franco.
Al irse a dormir, irrumpen un grupo de hombres que la golpean y la dejan atada.
Tras una tensa conversación, llega a un acuerdo para salvar el caso, aunque a un precio muy alto para las convicciones éticas de la profesional Urquijo: revelarle información sensible sobre una inmimente operación secreta de su propio departamento.
Los creadores barajaron mencionar por su nombre al excomisario José Manuel Villarejo, en quien está inspirado el personaje de Revilla.
Frente a este universo predominantemente masculino y de testosterona, tanto en la realidad como en la ficción, e inspirado en el personaje de Roberto Álamo en Que Dios nos perdone, los creadores quisieron contraponer una protagonista femenina, la tenaz agente Urquijo.
[6][7] Todos ellos han de lidiar con sus propios demonios, «con deseos, sueños, frustraciones y principios».
Los creadores eran Rodrigo Sorogoyen e Isabel Peña, guionista habitual del director madrileño y con el que había trabajado en los libretos de Stockholm, Que Dios nos perdone y El reino.
[9] En los primeros capítulos primaban las secuencias de acción, con la cámara como un personaje más moviéndose a un ritmo frenético.
[10] Desde su estreno, la serie cosechó criíticas mayoritariamente positivas, tanto en España como en otros países.