En el marco de la mitología hinduista, Ambarisha era un rey santo, devoto del dios Visnú.
Él realizó un iagñá (sacrificio donde se ofrecen alimentos al fuego, y se recitan oraciones) con un fervor devocional tan grande que el dios Naráiana (Visnú) quedó complacido y le prestó su sudarshaná chakra (su-darshan significa ‘muy visible’; se trata de un disco parecido a los discos ninja, con el que Visnú decapita a los demonios).
Ambarisha obedeció, realizó el sencillo ritual, y esperó al sabio para ofrecerle comida.
Entonces intervino el sudarshaná del dios Naráiana, que instantáneamente decapitó al demonio y saltó hacia Durvasa para matarlo.
Durvasa voló entonces hasta el monte Kailasa (en este planeta) y le pidió protección al dios Shivá.