Estos, a su vez, derivaron en otros muchos alfabetos importantes de la India, incluyendo el devanagari (el alfabeto más común para escribir sánscrito desde el siglo XIX), el gurmukhi para el idioma panyabí, el asamés, el bengalí y el tibetano.
Esto significa que solo los fonemas consonánticos tienen símbolos distintos, mientras que las vocales están marcadas por signos diacríticos, expresándose con /a/ la pronunciación implícita cuando no están presentes los signos diacríticos.
Durante el siglo IV, las letras comienzan a tomar formas más cursivas y simétricas, debido al deseo de escribir más rápida y estéticamente.
Esto también significó que el alfabeto se volvió más diferente a lo largo del Imperio, con variaciones regionales que han sido clasificadas ampliamente en tres, cuatro y cinco categorías;[3][4] sin embargo, la clasificación definitiva no está clara, porque incluso en una sola inscripción puede haber variación en como escribir un símbolo específico.
Fue compuesta por Harishena, poeta de la corte y ministro del Samudragupta.