Cuando el tren se pone en marcha, una serie de hombres eliminan a los maquinistas y se apoderan de los mandos; son los hombres de Marcus Penn (Everett McGill), mercenarios contratados por Travis Dane (Eric Bogosian), un lunático experto en ordenadores y ciberterrorista que anteriormente había trabajado para la CIA.
Su objetivo son dos agentes del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, los cuales poseen los códigos para controlar el Grazer, un satélite militar indetectable para cualquier otro satélite, diseñado por el propio Dane.
Al observar desde dónde está contactando Dane, envían un bombardero silencioso Lockheed F-117 Nighthawk para destruir el tren como último recurso, sin embargo, Dane lo derriba en pleno vuelo empleando el Grazer.
Ya a salvo, informan al Alto Mando de su éxito.
En la última escena, Ryback y Sarah se encuentran frente a la tumba de su hermano.
A día de hoy esos vagones todavía permanecen existentes.