Es producido también en otros estados como Aguascalientes, Guanajuato, Hidalgo, Michoacán y Zacatecas.
En algunas de estas regiones se acostumbra añadir chiles o adobos al queso.
Este queso es de color blanco marfil, sin corteza, de pasta blanda, desmoronable, no adhesivo, sin agujeros y ligeramente granular, conforme avanza su tiempo de vida se hace más compacto y funde mejor.
Existen versiones oreadas de este queso que cambian su pasta hasta convertirla en amarilla y desarrollando una corteza natural semi dura de color amarillo dorado.
Lajeado en sándwiches, tacos y quesadillas; rallado para preparar recetas que van rellenas; fundido en chilaquiles e infinidad de platillos mexicanos típicos y contemporáneos.