Es endémica del suroeste de México y anteriormente se le conocía como Peniocereus castellae.
Es una especie resistente que se adapta bien a los ambientes desérticos.
Al igual que otros cactus, sus tallos son capaces de almacenar agua, lo que le permite a la planta sobrevivir durante largos períodos sin lluvias.
La primera descripción de esta especie fue como Peniocereus castellae, publicada en 1974 por el botánico mexicano Hernándo Sánchez-Mejorada en la revista científica Cactáceas y Suculentas Mexicanas 19: 12.
[2] Posteriormente, el botánico francés Joël Lodé colocó la especie en el género Acanthocereus, pasando a llamarse Acanthocereus castellae y anotando estos cambios en la revista científica Cactus-Aventures International 98 (Suppl.