El tumor óseo más común se denomina osteosarcoma y suele afectar a perros de mediana edad o mayores de razas grandes y gigantes. El osteosarcoma es menos común en los gatos. El osteosarcoma es un cáncer agresivo que puede desarrollarse en cualquier hueso del cuerpo, pero la mayoría se observa en las extremidades (por ejemplo, huesos largos como el radio, el húmero, el fémur y la tibia).
Los perros con osteosarcoma en las extremidades suelen presentar cojera e hinchazón en la zona afectada. En otras zonas, los perros pueden presentar dificultad para abrir la boca (si se trata de cáncer de hueso mandibular), secreción nasal (si se trata de cáncer de hueso de la cavidad nasal) o signos neurológicos (si se trata de cáncer de hueso de la columna vertebral).
La evaluación inicial implica radiografías (rayos X) del sitio afectado, pero la única forma de confirmar el diagnóstico es tomando una muestra de tejido mediante biopsia o aspiración con aguja. [1]
Dependiendo de la condición particular de la mascota, existen varias opciones de tratamiento, entre ellas cirugía, quimioterapia y radioterapia . Tratar adecuadamente el dolor también es de crucial importancia para mejorar la calidad de vida de la mascota, especialmente si no se realiza la amputación.