A lo largo del siglo XIX, España firmó tratados de paz y reconocimiento con cada uno de los estados establecidos a partir de sus antiguas colonias en la América española . El proceso fue largo y no se completó hasta 1904.
Tras la creación de las Cortes de Cádiz (que sirvieron como regencia parlamentaria tras la deposición de Fernando VII ) en 1810, muchos territorios del Imperio español decidieron declarar su independencia. Cuando Fernando VII regresó al trono, se negó a aceptar estas declaraciones y prometió que recuperaría todos los territorios, por la fuerza si fuera necesario. Hubo negociaciones diplomáticas durante el Trienio Liberal (1820-1823), pero fueron anuladas por el regreso del absolutismo. Fernando VII murió en 1833, poniendo fin a todos los proyectos militares para reconquistar la América española. En 1834, la reina Isabel II de España decidió que los tiempos habían cambiado y que era necesario un enfoque más moderno y comenzó a consultar a otros miembros de su gobierno. El 16 de diciembre de 1836, el Congreso de España emitió un decreto que autorizaba al Gobierno español a renunciar a sus reclamaciones territoriales y soberanas sobre sus dominios en las Américas continentales, mediante la celebración de tratados con cada uno de los estados de la América española. A lo largo del siglo XIX España firmó tratados de paz y reconocimiento con cada uno de los estados recién nacidos. El proceso fue menos conflictivo de lo que el gobierno pensaba, pero varios obstáculos diplomáticos hicieron que transcurrieran 68 años hasta que se firmó el último tratado. [1]
La tabla enumera las fechas de firma, no las fechas de ratificación.