En oceanografía , los sedimentos terrígenos son aquellos derivados de la erosión de las rocas en la tierra; es decir, se derivan de ambientes terrestres (a diferencia de los marinos). [1] Consisten en arena , lodo y limo transportados al mar por los ríos , su composición suele estar relacionada con sus rocas fuente; la deposición de estos sedimentos se limita en gran medida a la plataforma continental . [2]
Las fuentes de sedimentos terrígenos incluyen volcanes, erosión de rocas, polvo arrastrado por el viento, trituración de glaciares y sedimentos transportados por ríos o icebergs. [3]
Los sedimentos terrígenos son responsables de una cantidad significativa de la sal presente en los océanos actuales. Con el tiempo, los ríos siguen transportando minerales al océano, pero cuando el agua se evapora, los deja atrás. Como el cloro y el sodio no se consumen en los procesos biológicos, estos dos elementos constituyen la mayor parte de los minerales disueltos. [4]
Según estudios realizados hace décadas, el sistema fluvial Ganges - Brahmaputra [5] transporta anualmente alrededor de 1.350 millones de toneladas, o el 8% de los sedimentos transportados por los ríos a nivel mundial (entre 16.500 y 17.000 millones de toneladas a nivel mundial). No se ha cuantificado cuánta variación hay de un año a otro, ni el impacto que tienen los seres humanos modernos en esta cantidad al retener los sedimentos en las presas, lo que se contrarresta con un mayor desarrollo de los patrones de erosión. Los sedimentos transportados por el viento también transportan miles de millones de toneladas al año, sobre todo en el polvo del Sahara , pero se cree que son sustancialmente menos que los ríos; de nuevo, la variación de un año a otro y los impactos humanos en el uso de la tierra siguen sin cuantificarse en estos datos. Es bien sabido que el terreno influye en las condiciones climáticas y que los procesos erosivos modifican el terreno de forma lenta pero segura junto con las causas tectónicas, pero han faltado estudios integrales a escala mundial para comprender cómo estos factores de forma de la tierra y el mar encajan tanto con el cambio climático inducido por el hombre como con la variabilidad climática geoastrológica natural.