La economía francófona incluye 54 países miembros de la OIF , con una población total de más de 1.200 millones de personas, [1] cuya lengua oficial o una de las lenguas oficiales o de educación es el francés.
El mundo francófono se asocia a menudo con el uso de la lengua francesa y una de las muchas culturas francófonas, pero también tiene un potencial económico importante, que sigue estando en gran medida subexplotado, en particular por las multinacionales , los grupos privados francófonos y los investigadores académicos, que todavía publican y se comunican con el mundo exterior principalmente en inglés. [ cita requerida ]
Este mundo francófono representa un potencial económico y científico importante debido al tamaño de su mercado y a la diversidad de las economías que lo integran. Según un informe de la OIF (2022), el espacio económico francófono representa el 25% del PIB mundial , el 28% del comercio mundial y el 23% de los recursos energéticos y mineros mundiales , lo que es superior al espacio económico hispanohablante (23% del PIB mundial y 25% del comercio mundial). Los países del mundo francófono también incluyen varios países emergentes, en particular en África occidental y central, que están experimentando un rápido crecimiento económico.
Otras áreas donde el francés se habla históricamente u oficialmente incluyen los llamados " países desarrollados ", como partes de los Estados Unidos (en particular Luisiana , New Hampshire , Vermont y Maine ), el este de Canadá, Europa occidental y partes de Oceanía. Además, las economías miembros de la Francofonía a menudo comparten características similares, como la historia colonial, los vínculos comerciales y las prácticas legales comunes (por ejemplo, el Código Napoleónico ), que pueden facilitar el comercio y la inversión entre estos países. La OIF también proporciona un marco político e institucional para la cooperación económica, por ejemplo a través de la creación de la Zona de Libre Comercio Continental Africana (AfCFTA, también oficialmente en francés: Zone de libre-échange continentale africaine - ZLECAf) - un acuerdo de libre comercio entre 54 países africanos, incluidos muchos miembros de la OIF - o la Eurozona , la Unión Europea , el Acuerdo de Libre Comercio Global y Profundo y el Acuerdo Económico y Comercial Global , todos los cuales se superponen con varios miembros de la OIF y comparten el francés como idioma de trabajo y oficial.
Para definir adecuadamente la economía francófona es necesario tener en cuenta una serie de factores:
La pertenencia a un área lingüística común tiende a incentivar el comercio privilegiado entre los países pertenecientes a dicha área. [2] Estudios empíricos, no limitados al mundo francófono, han demostrado que compartir una lengua común tiene un impacto positivo en el desarrollo de los flujos comerciales, [3] pero esto también es cierto para los flujos de inversión y los flujos migratorios.
La proximidad cultural, que se fomenta al compartir un idioma común, tiene una influencia positiva en la confianza entre los actores económicos, y la confianza mutua entre dos países tiene un impacto positivo en sus flujos comerciales bilaterales. [4]
Los contornos históricos y los comienzos de las relaciones económicas entre los países francófonos se remontan al primer uso oficial del francés como lengua de Estado y comercial ( Valle de Aosta , Francia, Saboya ) en el siglo XVI.
El primer conjunto intercontinental se formó con los puertos comerciales franceses de Quebec y de la India (siglo XVII). La Compagnie des Indes , la Compagnie du Mississippi y los empresarios adinerados ( Cavelier de La Salle , Antoine Crozat , etc.) desempeñaron un papel importante en la concentración de los intercambios económicos en esta nueva zona. Fortalecido por la adhesión (europea, polinesia y luego norteamericana) de varios países al Imperio francés en los siglos XVIII y XIX, a principios del siglo XX esta zona económica se había ampliado para incluir el continente africano e Indochina .
Un área como ésta puede ser vista como una zona económica en formación y por derecho propio; en otras palabras, es una parte importante de la "economía mundial", unida por múltiples relaciones (culturales, políticas, históricas, geográficas, sociológicas, etc.). [5] Se han creado varias iniciativas para promover la cooperación económica entre países francófonos. La Agence de la francophonie pour la promotion des investissements (AFPI [6] ) es una organización creada en 1997 en Abiyán ( Costa de Marfil ) para promover la inversión en países francófonos. La AFPI ayuda a las empresas a encontrar socios, obtener financiación y navegar por las regulaciones locales. Las Cámaras de Comercio e Industria de la Francofonía (CCIF) son otro ejemplo de organizaciones que han estado promoviendo la cooperación económica entre países francófonos desde la segunda mitad del siglo XX. Ayudan a las empresas a desarrollar redes comerciales, obtener financiación y comprender las regulaciones locales a escala global y local.
Desde 2013, organizaciones mundiales y ONG recomiendan la creación de una Organización para la Cooperación Económica de la Francofonía (OCEF) o un operador económico del mundo francófono, junto a los operadores históricos como la Agencia Universitaria de la Francofonía , la Universidad Senghor , la Asociación Internacional de Alcaldes Francófonos y TV5Monde . También puede aprovechar el dinamismo de los grupos de países francófonos "maduros" en el seno de organizaciones internacionales como la OCDE . Dieciocho países miembros de la Organización Internacional de la Francofonía (OIF) también son miembros de la OCDE: Bélgica , Canadá, Francia, Grecia , Luxemburgo y Suiza para los miembros de pleno derecho (OIF); y Austria , Corea del Sur , Estonia , Hungría , Irlanda, Letonia , Lituania , México, Polonia , la República Eslovaca , la República Checa y Eslovenia para los miembros asociados u observadores de la OIF.
Según una proyección de 2019, se espera que el mundo francófono crezca hasta más de 700 millones de hablantes diarios para 2050, en comparación con los 321 millones de 2018. [7]
A pesar de algunos retos (tasas de pobreza en los países "en desarrollo", sistemas educativos, restricciones aduaneras y libertad de movimiento), el mundo francófono ofrece numerosas oportunidades. En primer lugar, los intercambios comerciales entre los países francófonos pueden contribuir a su crecimiento económico estimulando la inversión y la creación de empleo. Además, la cooperación económica puede favorecer el surgimiento de una clase media en los países denominados "en desarrollo", lo que a su vez puede contribuir al crecimiento económico. Por último, la francofonía económica puede contribuir a reforzar la posición de los países francófonos más jóvenes en la escena internacional permitiéndoles hablar con una voz común.
Por otra parte, en la perspectiva del desarrollo sostenible, que implica más indicadores de desarrollo ( IDH ) en la economía, es esencial promover un enfoque concertado que se aleje de los indicadores de crecimiento tradicionales tal como se teorizaron a partir de la era industrial en los países occidentales . El grupo francófono puede actuar como fuerza impulsora de un tipo diferente de acción económica, basada en la sostenibilidad y la calidad de los mecanismos económicos y políticos, más que en el crecimiento numérico puro. [8]
En junio de 2023, el gobierno francés propuso una reforma global del impuesto sobre la riqueza a cuarenta líderes y países mundiales, incluidos Arabia Saudita , China, Brasil y Estados Unidos.
El potencial del francés de negocios se comparte en los cinco continentes y en todos los países y regiones francófonos.
En Oceanía, por ejemplo, el mundo francófono está representado por la Polinesia Francesa , Wallis y Futuna , Nueva Caledonia y Vanuatu . Aunque algunos de estos archipiélagos son pequeños estados insulares y en desarrollo (o regiones), todos ellos tienen vínculos históricos y culturales con la lengua francesa.
El potencial económico de la lengua francesa en Oceanía está vinculado a varios factores. En primer lugar, la lengua francesa puede considerarse un activo para las empresas que buscan penetrar en los mercados de la región. La Polinesia Francesa y Wallis y Futuna, por ejemplo, tienen economías impulsadas por el turismo y los turistas francófonos representan una parte importante de este mercado.
En segundo lugar, el idioma también puede ser una ventaja para las empresas que desean trabajar con organizaciones nacionales e internacionales francófonas activas en la región, como la Comisión del Pacífico Sur o la Agencia de Cooperación Cultural y Técnica (ACCT). Por último, el conocimiento de la lengua francesa en todos los continentes puede ayudar a las empresas a desenvolverse en las reglamentaciones y los procedimientos administrativos locales, que a veces pueden parecer complejos para los extranjeros. Para el mundo francófono, compartir el idioma ya crea un valor añadido: de media, se observa casi un 18% más de flujos comerciales entre dos países de esta zona y un aumento medio del 4,2% de la renta per cápita .
La relación económica entre Francia y Quebec es un buen ejemplo de ello: Quebec es, con diferencia, la primera provincia canadiense en cuanto a número de empresas francesas establecidas, que la ven como una puerta de entrada al mercado norteamericano ; por el contrario, los socios franceses de las empresas quebequenses facilitan su actuación en los mercados de la Unión Europea , lo que supone un vínculo económico único y privilegiado entre los dos continentes. En 2023, la ciudad de Quebec acogió el Encuentro de empresarios francófonos [9] , un encuentro internacional que reúne a dirigentes empresariales y organizaciones económicas de más de 30 países.
Desde principios del siglo XX se han creado redes financieras y económicas para reunir a los principales actores económicos francófonos (bancos, grandes grupos industriales, empresas que cotizan en bolsa, industrias por sectores, etc.).
La cumbre de la OIF es un foro de cooperación económica entre los países francófonos que adquiere cada vez mayor importancia. La cumbre se reúne cada cuatro años en un país diferente y permite a los ministros y jefes de Estado coordinar las políticas públicas en apoyo de las economías de los países francófonos.
También existe la Red francofonista de la innovación (FINNOV [10] ) y la Alianza de patronatos francofonos [11] (34 Estados miembros en 2024), que contribuyen a la coordinación internacional francófona en el sector privado .
Sin embargo, a pesar de la necesidad de una mayor interdisciplinariedad en el siglo XXI, estas redes aún luchan por interconectarse e interoperar para maximizar las sinergias.
El uso del francés en la contratación en las empresas internacionales es fundamental. Una serie de estudios pioneros sobre el tema, realizados en Armenia, Bulgaria, Camboya, Kenia, Líbano, Madagascar, Nigeria, Rumanía y Vietnam, muestran el lugar único del francés en el mercado laboral internacional [5] , en particular en los sectores clave de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC ), las finanzas (banca y seguros), la educación, la investigación científica , la producción, el comercio (importación y exportación), la hostelería y el turismo, así como en las carreras del sector social y político (ONG, organizaciones internacionales, embajadas, etc.), las industrias médica y farmacéutica y la construcción [12] .
A escala mundial: la Unión de bancos francófonos (UBF) reúne a los principales actores del sector:
En términos de importaciones y exportaciones, el volumen total de bienes comercializados entre los países francófonos creció a una tasa anual promedio de alrededor del 9% entre 1995 y 2008. [13]
La crisis financiera de 2008 provocó una caída significativa de los volúmenes de comercio: -28% para las exportaciones y -21% para las importaciones. Sin embargo, estos datos reflejan una mayor resistencia que otras áreas económicas internacionales durante el mismo período; [13] de hecho, la proporción del comercio intrafrancófono aumentó significativamente durante el período 2000-2015 y durante la crisis financiera de 2008, mientras que el volumen de los flujos comerciales mundiales disminuyó durante el mismo período.
Sin embargo, los datos muestran una recuperación a partir de 2010 y el comercio en el mundo francófono volvió a los niveles anteriores a la crisis a partir de 2011.
Según los datos comerciales de 2015, las exportaciones de bienes de los países del mundo francófono (MSF) ascendieron a 1,6 billones de dólares en 2015 y las importaciones de bienes al MSF representaron 1,7 billones de dólares.
A pesar de los modelos divergentes sobre la evolución del potencial económico de los países francófonos, las proyecciones existentes (ODSEF, 2017; Naciones Unidas DASE, 2017 [13] ) coinciden en que esta dinámica demográfica, impulsada principalmente por los países del África subsahariana , continuará a lo largo del siglo XXI.