Genie

El matrimonio, formado por Irene y Clark Wiley, sufría de frecuentes desavenencias.

Se especula que pasaba los días encerrada en una habitación, ataviada únicamente con un pañal y atada a una silla-orinal.

Si llegaba a hacerlo, su padre la golpeaba o le ladraba como un perro feroz para asustarla.

Cuando no les era permitido, el padre se sentaba con una pistola cargada a observarlos.

Debido a que la situación económica era precaria, por decir lo menos, no disponía de dinero para operarse y recuperar la vista.

Genie, sin embargo, aprendió frases cortas como "Tienda comprar puré manzana".

Existe una película independiente llamada Mockingbird Don't Sing basada en la historia de Genie (sin mencionar explícitamente su nombre, por temor a problemas legales), así como una canción del grupo indie Killjoy Confetti llamada Crooked Teeth.

Se sabía que sus padres la castigaban cuando hacía ruido, y era imposible determinar si su falta de expresión oral se debía a un retraso de nacimiento o al abuso y confinamiento sufridos.

En cualquier caso, los investigadores decidieron que no es posible desarrollar el lenguaje si no existían interacciones y lazos afectivos con otras personas, así que Genie fue hospedada en una casa de acogida con el jefe de investigación.

Es de destacar que este proceso ocurre sin una instrucción específica, por iniciativa del niño.

En el caso de Genie, sin embargo, el proceso había quedado estancado en la primera fase; solo era capaz de emitir palabras sin un orden lógico, pese a que estaba siendo expresamente educada para ello.

Tal vez Genie había perdido la oportunidad de desarrollar dicha área del cerebro en el periodo adecuado (la infancia, hacia los 3 años).

Habitualmente las personas utilizan ambos hemisferios del cerebro al llevar a cabo una tarea, aunque más intensamente en un lado u otro según el tipo de procesamiento implicado.

Al estudiar un objeto, lo palpaba con los dedos, la boca y áreas adyacentes de la cara.

Este periodo, llamado “período crítico”, es fundamental para el desarrollo de distintas capacidades cognitivas, entre las que se encuentra el lenguaje articulado, debido a la gran plasticidad sináptica del cerebro.

Actualmente se ha popularizado este enfoque, que además viene reforzado por numerosos descubrimientos.

Entre éstos destaca el de 12 células detectoras de rasgos que, al igual que otras, son activadas por una línea en cierto ángulo, o por una figura geométrica concreta, y por lo tanto distinguen 12 vocales correspondientes.

A causa de estas peculiaridades, Susan Curtiss, una investigadora que trabajó con Genie durante varios años, llegó a pensar que tal vez la especialización del hemisferio izquierdo solo puede producirse con el del lenguaje.

Esta especialización está sin duda relacionada con el gran interés que mostraba por explorar el entorno durante sus paseos con sus cuidadores, así como con la falta de iniciativa para hacer preguntas por sí sola.

En cualquier caso, y pese a los grandes avances realizados en la educación tardía de Genie, las grandes preguntas sobre el origen del lenguaje y su relación con el resto de capacidades cognitivas están aún abiertas.