Se han construido fortalezas o fortificaciones noruegas desde algunos de los períodos más antiguos registrados, hasta el siglo XX. La geografía y la topografía de la Noruega montañosa tallada por glaciares limitan las rutas tanto marítimas como terrestres que un agresor debe seguir. Los puntos fuertes naturales, como los afloramientos rocosos de Halden , Tønsberg y Trondheim, constituyen excelentes bases para la fortificación (es decir, fortalezas naturales).
Las fortificaciones evolucionaron para dar cabida a la amenaza ofensiva contra la que protegen. Los primeros castillos proporcionaron una fuerte defensa contra el ataque del día y normalmente fueron tomados mediante duplicidad o asedio. En la era de la pólvora negra, los cañones permitían romper las murallas de la fortaleza y tomarlas por asalto. Como resultado, las fortalezas cambiaron de forma y ahora incorporan características de diseño como el bastión , el revellín y el glacis para permitir que los cañones dentro de la fortaleza sean efectivos y al mismo tiempo protejan las murallas y los defensores de ataques externos. Esta evolución de la tecnología continuó hasta el siglo XX a medida que el armamento seguía evolucionando.
La mayoría de las fortalezas noruegas se construyeron en el período de intensa competencia entre las potencias bálticas (Dinamarca-Noruega, Suecia, Rusia, Polonia y los estados alemanes) por la supremacía del norte. Los siglos XVI, XVII y principios del XVIII fueron un período de guerra o preparación para la guerra prácticamente continua:
En 1600, Dinamarca controlaba prácticamente todos los territorios limítrofes con el Skagerrak , el Kattegat , el Store Bælt y el estrecho estrecho ( Öresund ). Las actuales provincias suecas de Skåne y Halland eran danesas y la provincia de Båhuslen era entonces noruega (como lo había sido durante toda la historia registrada). Todas las potencias interesadas en el comercio báltico, o obligadas de otro modo a pasar por aguas controladas por Dinamarca, tenían un gran interés en romper el control de Dinamarca y levantar los derechos de sonido que Dinamarca cobraba por el paso a través del Øresund. De ahí que las potencias comerciales navales, en particular Holanda e Inglaterra, contribuyeran al malestar del Norte en ese período.
Y no se puede olvidar el equilibrio político más amplio en Europa. Como ejemplo, el peligro de la dominación francesa bajo Luis XIV resultó en una triple alianza de Inglaterra, Holanda y Suecia en 1668. Esta alianza funcionó a favor de Suecia cuando se negociaron los tratados.