El término rendimiento para el accionista captura las tres formas en que la administración de una empresa pública puede distribuir efectivo a los accionistas: dividendos en efectivo , recompras de acciones y reducción de deuda .
Los dividendos son la forma más obvia de distribuir efectivo. Las recompras de acciones también aumentan el valor para los accionistas , siempre que las acciones compradas se cancelen o se mantengan en tesorería, pero no se utilicen como un mecanismo para compensar la dilución derivada de la emisión de opciones a la gerencia y otros. La reducción de la deuda también puede producir un dividendo de facto; suponiendo que el valor de la empresa permanezca igual, el valor para los accionistas aumenta a medida que se reduce la deuda.
Para entender cómo la reducción de la deuda aumenta el valor para los accionistas , es útil considerar el artículo de 1958 de los premios Nobel Franco Modigliani y Merton H. Miller titulado El costo del capital, las finanzas corporativas y la teoría de la inversión . [1] Este artículo demostró que el valor de una empresa es independiente de cómo se financia, siempre que se ignore el efecto impositivo de los intereses de la deuda. Si Modigliani y Miller están en lo cierto, el uso del flujo de efectivo libre para pagar la deuda da como resultado una transferencia de riqueza del deudor al accionista.
Hace más de una década, Meb Faber abordó este tema en su libro Shareholder Yield: A Better Approach to Dividend Investing. La tesis del libro Shareholder Yield es que un enfoque más holístico, que incorpore tanto dividendos en efectivo como recompras netas de acciones, es una forma superior de clasificar y poseer acciones. Es importante incluir la emisión de acciones en la ecuación de recompras netas de acciones, ya que muchas empresas diluyen sistemáticamente a sus accionistas con la emisión de acciones, a menudo debido a la compensación basada en acciones.
El término rendimiento para los accionistas fue acuñado por William W. Priest de Epoch Investment Partners en un artículo de 2005 titulado The Case for Shareholder Yield as a Dominant Driver of Future Equity Returns como una forma de analizar de manera más integral cómo las empresas asignan y distribuyen el efectivo en lugar de considerar los dividendos de manera aislada. [2] Este concepto se detalló más en el libro de 2007, Free Cash Flow and Shareholder Yield: New Priorities for the Global Investor , de William W. Priest y Lindsay H. McClelland. [3]