El término dubiofósil es una palabra compuesta que se utiliza en geología y paleontología para designar una estructura problemática que parece un fósil pero que tiene un origen biológico incierto. Del latín dubius y del inglés fósil, la palabra se ha utilizado principalmente para los restos encontrados en rocas que datan de la historia temprana de la Tierra (rocas precámbricas), pero también es aplicable en otros contextos, como las formas problemáticas similares a microbios en meteoritos.
Aunque en última instancia dichas estructuras son biogénicas (es decir, fósiles ) o abiogénicas (es decir, pseudofósiles ), la información disponible en el momento del estudio es insuficiente para hacer una determinación inequívoca. Pertenecen a la categoría de dubiofósiles temporalmente, a la espera de evidencia adicional que permita eliminarlas de esta categoría y atribuirlas a los fósiles o pseudofósiles. Por ejemplo, véase ALH84001 .
Los procesos físicos y químicos pueden producir estructuras que parecen indistinguibles de algunas formadas por la actividad biológica, lo que presenta un obstáculo en su interpretación.
Los sistemas vivos son capaces de metabolizar, reproducirse, mutar y propagar las mutaciones. Las líneas de evidencia de la biogenicidad, llamadas biofirmas , se presentan en diversas formas y aparecen en diversas escalas, que van desde la dimensión atómica hasta la planetaria.
La construcción de moléculas, la división celular, la formación de colonias, la respiración, la excreción y la motilidad activa se encuentran entre los procesos biológicos que producen cambios en el medio ambiente y pueden dejar características morfológicas distintivas o subproductos químicos característicos en el registro geológico.
Estos atributos son susceptibles de modificarse o desaparecer con el paso del tiempo geológico, lo que dificulta su reconocimiento en las rocas. La hipótesis de la biogenicidad es más sólida cuando convergen múltiples líneas de evidencia.
Congreso Geológico Internacional, 24ª Sesión, Montreal, Actas de la Sección 1, págs. 20-30.[1]