La Ley de Reconocimiento de Fideicomisos de 1987 se promulgó en el Reino Unido como una ley del Parlamento británico para garantizar que los fideicomisos se reconocieran de manera uniforme en todos los países. La ley implementó el Convenio de La Haya sobre Fideicomisos , que permite a los tribunales del Reino Unido manejar fideicomisos con elementos internacionales, mejorando la claridad para la gestión de activos transfronterizos.
La Ley armoniza la legislación del Reino Unido con las normas internacionales, reduciendo las barreras y simplificando el reconocimiento de fideicomisos en casos internacionales. Proporciona un enfoque estructurado que permite al Reino Unido gestionar los fideicomisos de forma más predecible en contextos jurídicos transfronterizos.
La Ley se divide en varias secciones:
Los analistas jurídicos han criticado la Ley, señalando su potencial para facilitar la evasión fiscal al permitir una transferencia más sencilla de fondos a paraísos fiscales en el extranjero. Este escrutinio se centra en su papel de posible protección de los activos frente a las obligaciones fiscales. No obstante, la Ley ha obtenido apoyo por su estandarización del reconocimiento de fideicomisos en todas las jurisdicciones, lo que ayuda a la gestión de fideicomisos multinacionales.