La auralización es un procedimiento diseñado para modelar y simular la experiencia de fenómenos acústicos representados como un campo sonoro en un espacio virtualizado. Esto resulta útil para configurar el paisaje sonoro de estructuras arquitectónicas, salas de conciertos y espacios públicos, así como para crear entornos sonoros coherentes dentro de sistemas de inmersión virtual.
El término inglés auralización fue utilizado por primera vez por Kleiner et al. en un artículo en la revista de la AES en 1991. [1]
El aumento de la potencia computacional permitió el desarrollo del primer software de simulación acústica hacia finales de la década de 1960. [2]
Las auralizaciones se experimentan a través de sistemas que renderizan modelos acústicos virtuales realizados mediante convolución o mezcla de eventos acústicos grabados en seco (o en una cámara anecoica ) proyectados dentro de un modelo virtual de un espacio acústico, cuyas características se determinan mediante el muestreo de su respuesta impulsiva (IR). Una vez determinada ésta, se obtiene la simulación del campo sonoro resultante en el entorno objetivo mediante convolución :
El sonido resultante se escucha tal como se emitiría en ese espacio acústico.
Para que las auralizaciones se perciban como realistas, es fundamental emular la audición humana en términos de posición y orientación de la cabeza del oyente con respecto a las fuentes de sonido. Para que los datos IR se convolucionen de manera convincente, los eventos acústicos se capturan utilizando una cabeza ficticia donde se colocan dos micrófonos a cada lado de la cabeza para registrar una emulación del sonido que llega a las ubicaciones de los oídos humanos, o utilizando una matriz de micrófonos ambisónicos y se mezclan para lograr binauralidad. Los conjuntos de datos de funciones de transferencia relacionadas con la cabeza (HRTF) se pueden utilizar para simplificar el proceso en la medida en que se puede medir o simular un IR monoaural, luego el contenido de audio se convoluciona con su espacio acústico objetivo. Al representar la experiencia, se aplica la función de transferencia correspondiente a la orientación de la cabeza para simular la emanación espacial correspondiente del sonido.