Torre del Mar es una localidad de la costa sur de España , perteneciente al municipio de Vélez-Málaga , [1] Axarquía , situado en la provincia de Málaga .
Es un popular destino turístico de verano para los españoles.
En 1967, durante una excavación agrícola (que dañó parte de ella), se descubrió una gran necrópolis de los siglos VI al VIII . [2] En 1971, el Instituto Arqueológico Alemán comenzó una excavación sistemática . [2]
También existió una ciudad púnico-romana llamada Maenoba o Menoba (Cerro del Mar), en la desembocadura del río Vélez, que fue centro de producción y distribución del famoso garum romano.
A pesar de ello, Torre del Mar puede considerarse un asentamiento relativamente nuevo, fundado a principios del siglo XVI, un asentamiento protegido por un pequeño castillo de la dinastía Nazarí, conocido como Torre de la Alcozaiba, que pasó a llamarse "Torre de la Mar" en 1487 cuando fue tomada por los Reyes Católicos . En este momento fue cedida a Ruiz López de Toledo quien desestimó la ofrenda y la donó a la ciudad de Vélez-Málaga, lo que se confirmó más tarde en el año 1571 cuando el rey Carlos I confirmó la concesión permanente del castillo a Vélez-Málaga.
Durante los siglos XVI y XVII se llevó a cabo una profunda remodelación del recinto defensivo islámico, pero no fue hasta 1730 cuando se acometió una importante reforma del castillo para adaptarlo a la artillería, con el objetivo de paliar, en la medida de lo posible, los efectos de los ataques de la flota naval británica. Fue en este último siglo, en 1704, cuando las aguas de esta costa fueron testigos de un cruento conflicto naval (la Batalla de Vélez-Málaga) entre las flotas franco-española y anglo-holandesa en el marco de la Guerra de Sucesión Española. Esta batalla se zanjó sin un claro vencedor, a pesar de las numerosas bajas sufridas por ambos bandos.
A lo largo del siglo XVIII se inicia un paulatino desarrollo urbanístico, con la construcción de viviendas en los alrededores del castillo, que se agrupan en torno a la alquería de la Casa de la Viña, donde se construye un pequeño barrio. Además de la construcción de nuevas viviendas, en 1748 se levanta la ermita de Nuestra Señora de las Angustias.
Los pilares básicos de la economía de Torre del Mar eran la agricultura, la pesca y el comercio, este último facilitado por la enorme ensenada, aunque la falta de estructuras portuarias limitaba mucho la actividad ya que las mercancías debían transportarse en barcazas. A pesar de los grandes esfuerzos que hizo el concejo de Vélez en este ámbito, estos esfuerzos fueron infructuosos debido a la falta de dinero y a la decidida oposición de la ciudad de Málaga que intentó favorecer la venta de sus propios productos. Lo cierto es que Torre del Mar se convirtió en el puerto de la comarca de la Axarquía y la mayor parte de sus productos agrícolas (vinos, pasas, aceite, almendras, higos secos, cítricos, etc.) se exportaron a los principales puertos del norte de Europa.
En el siglo XIX se produce un declive del crecimiento comercial debido a la falta de infraestructuras necesarias, en el momento de auge de la explotación de la caña de azúcar. La actividad preindustrial en esta zona comienza en 1796, año en el que José García Navarrete solicita autorización para construir un ingenio azucarero. Posteriormente, Ramón de la Sagra, filósofo y empresario, impulsa la creación de la Sociedad Azucarera Peninsular en 1845, con el objetivo de iniciar la industrialización del sector, y en 1846 construye una moderna fábrica de azúcar en el antiguo ingenio de Torre del Mar, que sin embargo tiene que ser vendida a la familia Larios por problemas de financiación.
La familia Larios regentó la Fábrica Nuestra Señora del Carmen de Torre del Mar durante 134 años, al tiempo que ostentaba un gran poder económico y político en toda la comarca. A partir de 1988, la producción de caña de azúcar comenzó a disminuir drásticamente y en 1991 Torre del Mar tuvo su última zafra.
A mediados del siglo XIX, Torre del Mar contó con concejo, aunque durante un breve periodo de 4-6 años (1842-1848), como recoge el “Diccionario geográfico, estadístico e histórico de España y sus posesiones de Ultramar” de Pascual Madoz. En aquella época la comarca contaba con 739 habitantes que vivían en 174 casas. Había numerosos comercios, un gran local de salazón junto a un almacén de sal, una escuela de primaria, una iglesia dedicada a la vocación de San Andrés Apóstol, una ermita dedicada a Nuestra Señora de las Angustias (de la que recientemente se ha recuperado la entrada), un cementerio, así como varios pozos y molinos. En aquella época ya existían las calles Mar, Emmedio y San Andrés.
Hacia el año 1869 se construyó la carretera Málaga-Almería, lo que determinó la estructura urbana de Torre del Mar que se acercó al mar. En la primera década del siglo XX se construyó la estación de ferrocarril (actual estación de autobuses) y a finales de 1908 llegó por primera vez el tren, que lamentablemente dejó de funcionar en 1968.
Entre 1864 y 1889, Torre del Mar contó con un faro en la desembocadura del río Vélez, pero éste quedó destruido durante un tiempo. Posteriormente, en 1930 se construyó otro faro en la actual avenida Toré Toré, con un alcance de 12 millas. Este faro tuvo que cerrarse debido al auge urbanístico y se construyó otro justo al lado de la playa, pero éste se utilizó durante muy poco tiempo, ya que en 1976 se construyó un nuevo faro, justo al lado del anterior y de 25 metros de altura.
En los primeros años del siglo XX se empieza a vislumbrar lo que será el nuevo rumbo económico de Torre del Mar. Es en esa época cuando se abren algunos balnearios con la intención, cautelosamente al principio, de atraer a una parte del turismo emergente. Sin embargo, no es hasta la segunda mitad de ese siglo cuando este fenómeno, ya convertido en actividad de masas, altera por completo la fisonomía haciendo crecer el número de habitantes y de núcleos edificados, lo que ha propiciado una altísima población turística que sufre fuertes oscilaciones en función de la temporada. El turismo también provoca un cambio de costumbres y formas de pensar, ya que el contacto con los turistas hace que la población española empiece a compartir la mentalidad inconformista y liberal de la Europa de la época, provocando la ruptura de la cultura española, caduca y tradicionalista.
Esta compacta estación de tren de 1904 presenta un cuerpo rectangular y un único vestíbulo de dos plantas y dos cuerpos laterales que recorren los laterales del edificio principal. Presenta una decoración ecléctica, utilizando ladrillo de estilo neomudéjar para los cantos de las puertas, vanos y esquinas. También cuenta con aleros voladizos y cubiertas a dos aguas con tejas de vidrio verde. El cuerpo inferior, central, presenta dos puertas a cada lado de la planta baja y vanos sobre cada puerta. Los cuerpos laterales tienen una sola planta de altura y tienen accesos similares. El edificio sirvió como estación de ferrocarril para la línea de cercanías de Málaga a Vélez-Málaga.
Esta casa centenaria se alza a los pies del Monte de la Viña, en el casco antiguo de Torre del Mar, justo al lado del canal milenario de la casa fortaleza. Los habitantes abandonaron este lugar para trasladarse a las inmediaciones del antiguo castillo, que quedó fuera de servicio a mediados del siglo XIX.
El edificio se estructura en torno a un patio central de planta cuadrangular, que se comunica con las estancias y almacenes, estos últimos situados al este y al sur del edificio. En la fachada norte se sitúa un pabellón de tres plantas con cubierta a cuatro aguas. En el lado oeste se sitúa la fachada principal, alargada, de dos alturas con espacios uniformes y ventanas enrejadas.
El edificio fue diseñado por Francisco Estrada Romero, influenciado por la arquitectura orgánica de Frank Lloyd Wright. Es de pequeña escala, con dos plantas y dos áreas diferenciadas: una social y otra para embarcaciones. La planta se organiza en torno a tres círculos de diferentes tamaños y una serie de rectángulos. Entre los múltiples elementos destaca la torre de cristal en forma de cono invertido, cuya función era controlar las regatas y las luces auxiliares.
El edificio es un ejemplo del movimiento moderno de la segunda mitad del siglo XX, y manifiesta los usos singulares de una villa marinera como Torre del Mar.
Se trata del castillo-fortaleza que constituye el núcleo original de lo que hoy es Torre del Mar. Este bastión costero antaño era de reducidas dimensiones y su finalidad era la de vigilar la costa y proteger a las embarcaciones que atracaban en el puerto natural. Con el tiempo la fortificación se fue alejando del mar debido a la progresión del terreno. En 1730 se realizó una importante reforma que le dio forma a lo que hoy conocemos como el castillo de Torre del Mar. En esta reforma se le añadió un segundo frente formado por dos pequeñas cortinas unidas a la batería de artillería que ocupaba el centro, y en los extremos, dos torres que ya existían en el antiguo espacio.
El castillo albergaba también el edificio militar y los almacenes, siendo su segunda gran función la de almacenar los productos agrícolas de toda la comarca (como pasas, vino y cítricos) listos para su exportación. El castillo de Torre del Mar es un icono emblemático que forma parte de la historia actual de la villa.
De la ermita sólo se conserva la portada, que fue levantada por Pedro González, fundador de la cofradía, a principios de la segunda mitad del siglo XVIII, y que desapareció a finales del siglo XIX, ocupando desde entonces el espacio viviendas. La portada, de estilo barroco clásico, está realizada con losas de piedra del Cerro del Peñón. La estructura está marcada por dos pilares compuestos por basamento, fuste y capitel. Durante la restauración se añadió un dintel de ladrillo visto y una pequeña hornacina. La ermita ocupaba toda la longitud de las viviendas que hoy se levantan y se accedía a ella por un lateral. La portada es un elemento histórico y artístico, y da testimonio de la antigua ermita que había en este lugar.
EspañolEsta casa fue construida por la familia Larios, posiblemente hacia el año 1907. Este edificio, que en su día se denominó “Edificio del Ave María” y estaba dedicado a obras de beneficencia, fue posteriormente cedido a colegios en 1936, pasando a denominarse “Hogar de la Virgen de la Victoria”. El edificio recuerda a los tipos de hospitales de finales del siglo XIX y principios del XX. El cuerpo principal es de planta rectangular, donde se encuentra la puerta con escaleras que dan acceso a la planta principal. Está formado por dos plantas y un semisótano que eleva el edificio. Tras el cuerpo principal se extienden seis pabellones paralelos, unidos entre sí y al cuerpo principal por un corredor, quedando el centro libre para un patio con vegetación, al final del cual se sitúa una pequeña capilla. Todo el conjunto cuenta con amplios ventanales y grandes dimensiones que aportan luminosidad a las estancias. El edificio forma parte de la historia contemporánea de Torre del Mar, y como tal, de la memoria colectiva de sus habitantes.
La casa de Larios data de 1888 y también forma parte del complejo azucarero. Fue utilizada para albergar las oficinas del personal y la casa del ingeniero de la fábrica. En los años 70 y 80 el edificio fue utilizado por la cooperativa azucarera. Este edificio es sencillo y funcional, de estilo regional con influencias mudéjares, característico de finales del siglo XIX, y es muy similar al edificio de la fábrica. El edificio tiene dos plantas con dos pabellones unidos por una nave transversal. En estos pabellones se pueden observar los aleros con zapatas neomudéjares de madera y azulejos vidriados. Destaca su gran altura y los amplios vanos que fueron decorados con ladrillo visto al estilo de las esquinas del edificio que hoy están cubiertas pero se pueden ver desde el exterior. Hay un pequeño porche de entrada con dos postes de hierro y decoración, a ambos lados hay un juego de azulejos sevillanos del siglo XIX. Estos azulejos conforman la imagen de la Inmaculada Concepción, a modo de pequeño altar que procede de una de las villas de la calle Paseo Larios, hoy derribada.
Situada en la calle Paseo Larios, es la única casa regionalista de finales del siglo XIX y principios del XX que hay en esta zona. Anteriormente, en esta calle había varias casas de este tipo, todas ellas cerradas por muros. Se trata de un edificio de dos plantas y ático de estilo regionalista neomudéjar. Está formado por diferentes cuerpos y en el lado izquierdo se levanta una torre, al estilo de las torres del siglo XVI. En la parte delantera hay un pórtico con dos columnas toscanas con cimacio esculpido, además tiene una cenefa de estuco especialmente interesante con un relieve con motivos vegetales. La fachada está decorada por el balcón principal y las ventanas con rejas decorativas de hierro forjado. La torre tiene tres plantas con ventanales gemelos. Las cubiertas están rematadas con vigas o ménsulas. Se trata de un excelente ejemplo de segunda residencia de un terrateniente de la época industrial de finales del siglo XIX y principios del XX.
El faro fue construido en torno a los años 50 debido al alejamiento de la costa respecto del anterior faro. El edificio es de estilo industrial y presenta una base cuadrada que sostiene un prisma rectangular con una serie de ventanas abiertas al exterior del faro. Está rematado por un entablamento o moldura donde se guardaba el sistema catadióptrico. El faro se construyó con losas de piedra poligonales y las esquinas y ventanas también estaban rematadas con sillares de piedra. El interior se organiza con un eje con una escalera de caracol para subir a la parte superior. Junto a la torre hay un pequeño edificio que se utilizaba para albergar el generador eléctrico. Se trataba de un edificio rectangular de una sola planta con cubierta de madera a dos aguas y una ventana retranqueada en un lateral. Las esquinas y ventanas están rematadas con ladrillo visto. Representa la actividad pesquera de un lugar muy ligado al mar.
Se construyó en el año 1930, como se puede apreciar en la veleta. El edificio es de estilo industrial y tiene una base cuadrada que sostiene un prisma rectangular con una serie de ventanas que dan al exterior del faro, actualmente las ventanas inferiores están tapadas. Está rematado por un entablamento o moldura donde se guarda el sistema catadióptrico. El faro se construyó con losas de piedra poligonales y las esquinas y ventanas también estaban canteadas con sillares de piedra. El interior se organiza con un eje con una escalera de caracol para subir a la parte superior. Junto a la torre hay un pequeño edificio que se utilizaba para albergar el generador eléctrico. Se trataba de un edificio rectangular de una sola planta con cubierta de madera a dos aguas y una ventana rehundida en un lateral. Las esquinas y ventanas están canteadas con ladrillo visto.
Fue en torno a 1796 cuando José García Navarrete inició la producción de azúcar en Torre del Mar, pero no fue hasta 1846, bajo el mando de Ramón de la Sagra, cuando se construyó la nueva Fábrica, de estilo industrial cubano y con maquinaria de vapor, que, debido a un fracaso económico, pasaría a manos de la familia Larios con el nombre de Fábrica de Nuestra Señora del Carmen. La fábrica se utilizó comercialmente hasta 1991, año en el que se produjo la última campaña de producción. Fue un elemento fundamental en el desarrollo socioeconómico de nuestra localidad durante generaciones, hasta convertirse en un icono indiscutible y emblemático del patrimonio industrial de la costa malagueña.
En 1993 se restauró el edificio central de la fábrica para conservarla, es la parte que actualmente se puede visitar y tiene un uso eminentemente cultural. Cerca de esta parte se encuentran dos chimeneas originales que formaban parte de la fábrica. También hay una maquinaria de evaporación restaurada y una réplica de la maquinaria de vapor que se utilizaba para obtener azúcar.
Debido al desarrollo urbanístico y aumento de población de Torre del Mar a finales de los años 60, el casco urbano se quedó pequeño con la antigua iglesia neomudéjar, por lo que se tomó la drástica decisión de construir un nuevo templo.
El nuevo edificio es de estilo modernista, con forma basilical, la disposición y decoración son las prescritas por el Concilio Vaticano II, en las que predomina la sencillez, la austeridad y el buen humor. El interior es completamente diáfano, sin columnas ni pilares que impidan la visión del altar único, lo que fue posible gracias a las nuevas posibilidades del hormigón.
La decoración y los ornamentos tradicionales se consideran obstáculos para el culto "correcto", lo que llevó a la Iglesia al minimalismo, en el que las figuras de Jesucristo y la Virgen María debían ser protagonistas y claras. El impresionante tamaño del Cristo crucificado es obra del maestro de la pintura religiosa Francisco Buiza Fernández.
Se trata de una casa solariega del siglo XIX, referente en el estilo de urbanización de Torre del Mar. Actualmente se encuentra reformada y se encuentra entre dos edificaciones de relleno en forma de "T" con zona ajardinada en la parte delantera. La edificación consta de dos plantas y se conserva una galería original que se encontraba en buen estado antes de las obras de reforma.
Actualmente, en la planta baja se ubican la zona de exposiciones y el mostrador de atención al cliente, quedando así la planta superior para las oficinas del departamento de turismo. En cuanto a la parte central del edificio, se ha proyectado un patio cubierto de cristal, alrededor del cual se distribuyen los diferentes departamentos. Destacan los grandes ventanales de madera.
Desde la planta superior se puede disfrutar de unas vistas directas al paseo marítimo y al mar. El edificio recuerda claramente a una arquitectura de viviendas muy ligada a los espacios de ocio de la burguesía de la época, que disfrutaba de las habitaciones los fines de semana y en verano para divertirse y relajarse. [ cita requerida ]
En este lugar tiene su sede el club de fútbol UD Torre del Mar , que compite en la Tercera Federación – Grupo 9. [3]
36°45′N 4°05′O / 36.750, -4.083