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Recuperación de Tarapacá

La Reconquista de Tarapacá o Sitio de Tarapacá fue un enfrentamiento entre fuerzas de ocupación bolivianas al mando del coronel José María García y milicias peruanas al mando del mayor Juan Buendía en el marco de la Guerra entre Perú y Bolivia entre el 6 y 7 de enero de 1842. La victoria peruana permitió recuperar la provincia de Tarapacá, que había sido capturada por tropas bolivianas días antes.

Fondo

En 1841, el presidente del Perú, Agustín Gamarra , intentó anexar Bolivia (Alto Perú colonial), empresa que le costó la vida a manos del Ejército peruano el 18 de noviembre de ese mismo año en la Batalla de Ingavi . El ejército boliviano al mando del general José Ballivián invade el Perú ocupando Moquegua y Puno y enviando inmediatamente al coronel Rodríguez Magariños, jefe de la segunda división boliviana a ocupar Tacna y Arica, lo que dicho jefe boliviano realizó en diciembre de 1841. El 2 de enero del año siguiente, una columna de cien soldados bolivianos, al mando del coronel José María García y su segundo, el comandante Juan Montero, [3] 3 ocupa la localidad de Tarapacá, convirtiendo la casa del Cabildo en cuartel para sus tropas, la El subprefecto peruano Calixto Gutiérrez de La Fuente se retira a Iquique llevando la noticia de la ocupación de las tropas bolivianas. En dicha ciudad contactó al mayor Juan Buendía y Noriega quien organizó una columna de milicianos con los vecinos del puerto de Iquique y emigrantes de Tacna , partiendo así hacia Tarapacá el 5 de enero de 1842.

Batalla

Una vez recompuestas las fuerzas, el mayor Juan Buendía salió de Iquique con una columna de voluntarios hacia Tarapacá, combatiendo la noche del 6 de enero con la ayuda de vecinos de la capital provincial, lucha que se prolongó hasta las siete de la mañana del día siguiente. Sin embargo, lo que en realidad ocurrió es que Buendía, antes de iniciar una pelea, se instaló en la oficina salitrera de La Peña, siguiendo al pie de la letra la estrategia diseñada por el subprefecto, al parecer días antes de la invasión. En esta mina de salitre no sólo reunió hombres y armas, sino que los días 4 y 5 de enero envió grupos armados para hostigar día y noche a las fuerzas de ocupación. Este procedimiento encaminado a debilitar a las fuerzas invasoras tuvo tanto éxito que el coronel boliviano José María García pidió a sus superiores el envío de tropas de infantería y caballería para hacerles frente:

"Se hallan muchos dispersos y los va reuniendo el comandante Juan D. Buendía a distancia de catorce leguas llamada La Peña, y este señor van dos noches que me tiene abrumado con sus tiros, con los doce de caballería que tiene, y como están bien montados no les puedo hacer nada, y si tuviese ya la mitad de la caballería, podría tomarlos como también toda la caballada, pues con los que no puedo perseguirlos una sola cuadra porque en su vida han manejado el arma, y ​​quizás los más de ellos no la han conocido. Esto es que me hallo con hombres armados y en inacción" .

Atte. Cnel. José María García. (El Comercio, 22/01/1842, página 4)”.

Así, la fecha y hora elegida para repeler a los invasores se debió a una planificación inteligentemente articulada de una tropa boliviana sin dormir durante dos noches seguidas, también sin descanso y mal alimentada durante el mismo período. El relato del combate realizado por el propio Juan Buendía se emitió en los siguientes términos:

A mi aproximación a Tarapacá, se me reunió bastante gente aunque con pocas armas. Ello es que el 6 a las 11 de la noche estuve frente al enemigo que ocupaba una posición casi inexpugnable; favorecido de la cual me rompió un vivo fuego que fue contestado por los nuestros con no menor ardor por lo que al poco rato me encontré sin municiones, mas el entusiasmo del pueblo remedió esta falta, pues mientras nos batíamos, ellos construían cartuchos con los que me sostuve hasta las 7 de la mañana del 7, habiendo habido toda la noche un fuego sin interrupción. Los paisanos que tenían sin armas fuesen a tirar piedras con hondas y galgas al enemigo desde un cerro que domina la casa que ocupaban; y se llenaron tanto de terror que a la hora dicha se me rindieron a discreción quedando muerto el coronel García jefe de la fuerza invasora; mal herido el mayor Coloma hermano de mi compadre, y 9 individuos de tropa. Nuestra pérdida consiste en la muerte de un soldado y 5 heridos.

(El Comercio, 22/01/1842, página 3).

Consecuencias

A las seis de la mañana el coronel José María García fue herido de muerte, ordenándose al comandante Montero luchar hasta el último cartucho. Una hora después, la guarnición boliviana, sin municiones y fuertemente diezmada, se rindió discrecionalmente y tuvo que proceder a devolver el pueblo de Tarapacá a sus alegres habitantes. y valientes habitantes.

Como dato interesante cabe agregar que el valiente cura tarapaqueño que logró obtener el protagonismo de los disparos de los héroes de la resistencia local, aún estaba vivo cuando Ricardo Palma inmortalizó la entretenida historia en su famoso libro sobre la Tradiciones Peruanas .

La victoria peruana permitió recuperar la provincia y frustrar parte de la soberbia boliviana por sus conquistas territoriales, antes del advenimiento de la paz.

En el combate falleció el coronel José María García. 40 soldados y 5 oficiales quedaron prisioneros que luego serían ejecutados, las armas capturadas fueron distribuidas entre los vecinos y las tropas bolivianas no intentaron nuevamente avanzar sobre Tarapacá.

Referencias

  1. ^ QuispeQuispe, Santos. "Campos de la batalla de Ingavi y otras batallas - Pág. 56". Gobierno Autónomo Departamental de La Paz . Dirección de Culturas para el Desarrollo 2021.
  2. Félix Denegri Luna, "Manuel de Mendiburu, prefecto en Tacna, 1839-1842", pág. 47
  3. Carlos Alberto González Marín, "El Libertador Ramón Castilla en Tacna", pág. 160