El modelo de psicoterapia y acción social es un enfoque de la psicoterapia caracterizado por la concentración en los obstáculos personales, sociales y políticos pasados y presentes para la salud mental . En particular, el objetivo de este enfoque terapéutico es reconocer que los síntomas individuales no son únicos, sino que son compartidos por personas igualmente oprimidas y marginadas. En última instancia, el modelo de psicoterapia y acción social tiene como objetivo ayudar a los clientes a superar la enfermedad mental a través de la psicoterapia personal, el afrontamiento grupal y la acción social colectiva.
El modelo de psicoterapia y acción social fue propuesto inicialmente por Sue Holland, psicoterapeuta con experiencia en acción comunitaria. Holland desarrolló este marco en 1980 después de su experiencia trabajando con mujeres que enfrentan trastornos psicológicos en una urbanización en el oeste de Londres. [1] En esta finca, Holland observó las dificultades psicológicas que experimentaban las mujeres, notando que su salud mental estaba fundamentalmente ligada a los obstáculos sociales y económicos que enfrentaban como mujeres en su sociedad. Además, Holland discrepó con la forma en que se trataba la depresión (estado de ánimo) en el refugio, creyendo que el tratamiento individualizado, especialmente con el uso de medicamentos psicotrópicos, no abordaba con éxito la raíz de la disfunción de estas mujeres. En cambio, Holland postuló un camino desde el tratamiento individual hasta la acción sociopolítica que empoderaba a las mujeres para lidiar con su disfunción mental tanto en privado como socialmente. Como tal, el modelo de psicoterapia y acción social tiene sus raíces en los ideales tanto de la psicoterapia tradicional como del empoderamiento feminista .
La implementación del modelo comenzó con una prueba de tres años y, según Holland (1992), logró sus tres objetivos iniciales, incluyendo proporcionar psicoterapia privada enfocada, promover la salud mental y fomentar la continuidad comunitaria. Hubo evidencia inicial que respalda la eficacia del modelo en el tratamiento de la disfunción psicológica individual. [2]
El modelo cuadrado deriva de la teoría sociológica de los cuatro paradigmas para el análisis de la teoría social. [3] Fuera del marco del modelo, está representada la dicotomía entre los enfoques individual y social del bienestar personal. Las dos celdas inferiores del cuadrado delinean el cambio de los individuos para ajustarse a la convención social, mientras que las dos celdas superiores del cuadrado representan el cambio de las estructuras sociales en oposición al individuo. [4]
Las cuatro celdas dentro del marco representan los cuatro paradigmas de la teoría social, incluidos los paradigmas funcionalista, interpretativo, humanista radical y estructuralista radical. Aquí el funcionalismo tiene sus raíces en la regulación y el pensamiento objetivo, y representa el enfoque individual y status quo de la salud mental. El paradigma interpretativo se caracteriza por un enfoque para comprender el mundo social a través de la experiencia subjetiva y representa la psicoeducación dentro del marco de la psicoterapia. El paradigma humanista radical se define por un enfoque radial del cambio con énfasis en "trascender las limitaciones de los acuerdos sociales existentes". (Burrell y Morgan, 1979, pág. 32). Con respecto a un enfoque terapéutico, esta etapa se caracteriza por la adopción de un yo social, de modo que la curación se produce a nivel grupal o colectivo. El paradigma estructuralista radical se concentra en el cambio radical a través de la emancipación política o económica. Este es el punto final de la terapia, momento en el cual el cliente tiene el poder de desafiar las estructuras sociopolíticas que fomentan las condiciones que perpetúan la manifestación de la enfermedad mental individual dentro de un grupo oprimido.
Tomado de su publicación de 1992 titulada "Del abuso social a la acción social: un proyecto de psicoterapia vecinal y acción social para mujeres", Holland formuló su enfoque de cuatro pasos para la salud mental y la acción social para mujeres en tratamiento para la depresión de la siguiente manera: [5]
En esta etapa, los pacientes respaldan la caracterización del status quo del "paciente individualizado". Como tal, tratan su trastorno de forma pasiva con medicación psicotrópica y aceptan la etiqueta asociada a su enfermedad.
Esta etapa representa la primera alternativa al tratamiento status quo de los trastornos psiquiátricos: la psicoterapia . En esta etapa, los clientes y terapeutas pueden explorar el significado de su psicopatología e identificar las causas potenciales a través de la terapia individual.
En esta etapa, el cliente puede superar los desafíos personales que se reconocen y abordan en psicoterapia y descubrir que los desafíos son universales entre personas igualmente marginadas. Juntos, los clientes pretenden reconocer lo que es mejor para el colectivo.
La etapa final, como sugiere el nombre, es el punto en el que el colectivo se moviliza para cambiar las estructuras sociales que permiten su opresión común. Habiendo pasado de ser un individuo a un colectivo, los clientes deberían sentirse capacitados para emprender el cambio social.
En este marco se incluye el supuesto de que sólo algunos de los clientes de esta terapia atravesarán las tres etapas. En palabras de Holland, "... muchos estarán bastante contentos con el alivio de los síntomas y la libertad para seguir adelante con sus vidas personales que les brinda la terapia individual". (Holanda, 1992, p. 73). Por tanto, este marco es fluido y se basa en las inclinaciones personales del cliente a lo largo del proceso terapéutico.