Memorias del desarrollo ( en español : Memorias del desarrollo ) es una película cubana de 2010. Escrita y dirigida por Miguel Coyula , la historia está basada en una novela de Edmundo Desnoes , también autor del clásico de 1968 Memorias del subdesarrollo . Esta película independiente fue producida por David Leitner y cuenta con el actor cubano Ron Blair como personaje principal. Es el primer largometraje dramático cubano con escenas filmadas tanto en Cuba como en Estados Unidos. Después de su estreno mundial en el Festival de Cine de Sundance de 2010, obtuvo varios premios y honores. La Guía Internacional de Cine la describió como una de las mejores películas que Cuba ha producido. [1]
Sergio Garcet es un intelectual que abandona la Revolución Cubana y el "subdesarrollo" para luego encontrarse en desacuerdo con las ambigüedades de su nueva vida en el mundo "desarrollado".
Altamente episódica, la película consiste en flashbacks, ensoñaciones y alucinaciones que abarcan imágenes de acción en vivo, animación y noticieros reunidos para sugerir el modo en que funciona la memoria personal, subjetiva y emocionalmente.
La producción de “Memorias del Desarrollo” duró cinco años, desde 2005 hasta 2010, y se rodó en cinco países. Según el director Miguel Coyula, su primer borrador del guión era una adaptación fiel de la novela de Edmundo Desnoes. Pero cuando comenzó a filmar y editar simultáneamente, se dio cuenta de nuevas posibilidades que alterarían radicalmente la estructura narrativa de la novela original, así como sus personajes. La película no siguió la cronología tradicional de escritura, filmación y edición. Esto requirió un nuevo enfoque en el que la preproducción, la producción y la posproducción ya no debían existir como elementos separados, sino como un proceso integrado e interactivo. Esta nueva forma de trabajar no fue pensada como un atajo, sino como una forma de revelar nuevas capas narrativas de la obra a medida que evolucionaba para crear la visión del director. [2]
Coyula aprovecharía todo lo que le rodeaba y que pensaba que aportaría a la película, manipulando mucho las imágenes digitalmente para crear la narrativa final, sumamente fragmentada. Por ejemplo, las escenas con las imágenes del 11 de septiembre, que el director había grabado años antes; las escenas de París, Londres y Tokio, que se rodaron mientras Coyula viajaba invitado a festivales de cine presentando su película Red Cockroaches. La mayoría de las tomas en distintas localizaciones se realizaron sin permisos, gracias a favores de amigos, y con un equipo mínimo formado principalmente por el director Miguel Coyula, el productor David W. Leitner y el actor principal Ron Blair, que se adaptaron fácilmente en cualquier momento y sin las limitaciones de un cronograma rígido. Sin embargo, el trabajo más decisivo de la película tuvo lugar en la sala de montaje. En varias presentaciones visuales, Coyula afirmó que ninguna toma de la película escapó de la manipulación digital de algún tipo, que incluía pantalla verde, composición para recrear decorados, exposiciones dobles, sustitución de fondos, cambio de iluminación, condiciones meteorológicas, dirección de arte digital y actores filmados en diferentes países actuando juntos en la pantalla. [3]
El productor David Leitner esperaba inicialmente recaudar 2 millones de dólares para el proyecto, pero después de darse cuenta de que no había interés por parte de las productoras cinematográficas ni en América del Norte ni en América del Sur, volvieron a una estrategia más cercana a la del primer largometraje de Coyula, Cucarachas rojas . La película fue financiada por los productores ejecutivos Steve Pieczenik y Suzana Dejkanovic, los productores asociados Juan Martínez y Michael Ferris Gibson, así como por la beca Guggenheim que Coyula recibió en 2009 para este proyecto. Si bien trabajar con un presupuesto bajo retrasó la finalización cinco años, también le permitió a Coyula tener el control creativo total de la película.
Memorias del Desarrollo recibió críticas positivas casi unánimes durante su recorrido por el Festival de Cine. Una crítica negativa inicial de Robert Koehler de Variety [4] después de su estreno en Sundance, describió la película como "una desafortunada continuación de la obra maestra de Tomás Gutiérrez Alea". Posteriormente, James Greenberg de Hollywood Reporter la consideró "reflexiva y cinematográficamente audaz... un retrato conmovedor del hombre moderno que se vuelve cada vez más aislado de un mundo que ayudó a crear". [5] Bérénice Reynaud en Senses of Cinema escribió: " Coyula sube la apuesta al sobrecomponer la imagen y saturar los colores, creando un caleidoscopio complejo, que a su vez dicta la edición de las secuencias de una manera cinética y no lineal. Paralelamente a la asociación libre, la estructura difumina las líneas entre hechos reales, recuerdos falsos, proyecciones, irritación ante la cultura pop norteamericana, ira política, divagaciones y resentimientos… Estas técnicas permiten a Coyula desestabilizar aún más su personaje, crear una tensión palpable entre la película y el texto de Desnoes, y eventualmente reapropiarse (o rescatar) su trayectoria en el exilio.” [6] El académico de cine latinoamericano Michael Chanan la declaró “ Una obra deslumbrante y desconcertante de gran bravuconería… Un paradigma para un nuevo cine digital que no se apega a ninguna ortodoxia.” [7] La reseña de Orlando Luis Pardo lazo en el Diario de Cuba resumió la película como “Un momento memorable en las artes cubanas” . [8] El crítico de Cine Sin Fronteras Robin Menken la eligió como la Mejor Película de 2010. [9] La Guía Internacional de Cine la describió en su encuesta de 2011 como “Una de las mejores películas que Cuba ha producido”. [1]