Luis Laorga (1919 - 1990) fue un arquitecto español. [1]
Luis Laorga fue un arquitecto clave en la arquitectura española de la segunda mitad del siglo XX. Sus aportaciones son de gran relevancia, tanto por sus proyectos construidos como por la forma de realizarlos. Es sin duda uno de los arquitectos que cambiaron el panorama arquitectónico en España. Durante su carrera profesional firmó alrededor de 600 proyectos, muchos de ellos propuestas relevantes, más de una decena de los cuales fueron galardonados con primeros premios en diferentes concursos.
Se tituló arquitecto en 1946. En sus primeros años obtuvo el primer premio en cuatro importantes concursos, tres de ellos junto a Javier Sáenz de Oiza , antiguo compañero de promoción: el Santuario de Aránzazu, [2] la Basílica de la Merced [3] y el de ordenación de la zona del acueducto de Segovia. [4] Fueron galardonados con el Premio Nacional de Arquitectura de España en 1947. Simultáneamente, desarrolló otros proyectos, como la iglesia del Rosario en Batán. [5]
Durante los años 50 trabajó, sobre todo, en proyectos de vivienda, desde viviendas sociales, como el 'poblado mínimo' de Caño Roto, [6] hasta las casas para la USAF en Madrid y Zaragoza. [7] Proyectó también diversos complejos de autoconstrucción en la periferia de Madrid, [8] así como varias casas en el campo. También son destacables sus edificios de vivienda colectiva, entre los que destacan Ponzano 71 y Concha Espina 65. [9] Durante esos años desarrolló también proyectos de equipamientos educativos, como Recuerdo, en Chamartín, [10] y de varias escuelas rurales.
En la década de 1960 enfrentó múltiples proyectos de gran escala. Junto a José López Zanón desarrolló los proyectos para las Universidades Laborales de Coruña, [11] Madrid, [12] Cáceres y Huesca; [13] las Escuelas de Náutica de Cádiz, Bilbao, San Sebastián, Tenerife, Lanzarote, Alicante y Vigo, así como la Universidad de Ingenieros de Caminos y Caminos de Madrid. [14]
Asimismo, durante los años 60 Laorga realizó un gran número de proyectos de equipamientos educativos, como Nuestra Señora de los Milagros, en Ourense; el Colegio San Buenaventura, de Madrid; el seminario de los Paules, en Andújar; el Colegio Melchor Cano, en Tarancón o el Colegio Mayor Loyola, en la Ciudad Universitaria de Madrid. Construyó además cinco iglesias: La Natividad y La Visitación, en Moratalaz; San Juan de Ávila, en Usera; La Merced, en Los Peñascales y Nuestra Señora de la Peña, en Vallecas.
En paralelo a tantos proyectos y a la dedicación a sus numerosos familiares y amigos, Laorga estuvo siempre comprometido con múltiples iniciativas sociales de diversa escala y en distintos ámbitos. Por ejemplo, el padre Llanos explica cómo Laorga le llevó al Pozo del Tío Raimundo y le construyó la primera 'chabola' . [15] Durante los años 50 y 60 desarrolló otras muchas obras en el Pozo: aulas, una escuela, un cine o una guardería.
En los años 70 Laorga abandonó la gran escala, con muy pocas excepciones, y se centró en viviendas unifamiliares, la mayoría de ellas para familiares o amigos, hasta 1981, cuando un ictus le provocó una hemiplejia que le hizo abandonar definitivamente la arquitectura.
En todos sus proyectos hace gala de un lenguaje muy personal. Parte de una racionalidad total en la disposición de usos y elementos del programa, para luego, con rigor constructivo y estructural, emplear una variedad de materiales y soluciones. Es una manera sobria pero expresiva, fresca y frugal de hacer arquitectura. Son proyectos con un fuerte carácter, en los que las distintas capas se articulan entre sí con sencillez, desde la adaptación al lugar, escala y usos, hasta la comodidad de los usuarios. El rigor en el cálculo de cada detalle y la mayor economía de medios dan como resultado, sin embargo, proyectos confortables y hogareños. Esto es así gracias, en gran medida, a cómo los materiales y su disposición caracterizan la construcción. Cada proyecto tiene una personalidad única, aunque se desarrollen con estrategias similares y programas comparables. Todos ellos han sido dibujados con libertad formal, que se presenta, sobre todo, en los detalles y los elementos singulares del programa. [16]