Un castro es un asentamiento fortificado, generalmente prerromano , algunos de finales de la Edad del Bronce y de la Edad del Hierro , asociado a la cultura celta . Son frecuentes en el norte de España , especialmente en Asturias, Galicia, Cantabria, País Vasco y la provincia de Ávila, con la cultura de los castros y en la meseta con la cultura de Las Cogotas .
La palabra castro proviene del latín castrum , que significa " fuerte de la colina ".
El castro es un poblado fortificado que comenzó a habitarse a partir del siglo VI a.C., carente de calles de ángulos rectos y repleto de construcciones casi siempre circulares. Las casas más antiguas eran en su mayoría de paja - barro y las más modernas de mampostería. El tejado era de ramas y barro y tras largos postes. Básicamente, eran estancias singulares. Éstas se localizan en zonas protegidas de forma natural (alturas, revueltas de ríos , pequeñas penínsulas ), próximas a fuentes de agua y tierras de cultivo y en el límite entre éstas y zonas más altas de pastoreo.
Los castros estaban protegidos por uno o más fosos, parapetos y murallas que delimitaban el recinto habitado, el cual podía tener en sus accesos un torreón , que controlaba las entradas al mismo o a otro lugar estratégico.
En épocas de conflicto, las personas que vivían en campo abierto se trasladaban a estas construcciones estratégicamente ubicadas para garantizar su seguridad. Las construcciones también podían tener otros fines como el control del territorio, la vigilancia de los cultivos, etc.
Su situación en el territorio en comparación con otros castros sugiere que hubo una estrategia definida al elegir su ubicación, permitiendo la comunicación mediante señales entre ellos a modo de red defensiva.
La época de máximo florecimiento se sitúa entre los siglos IV y II a.C. y muestran un mayor contacto comercial con el exterior del sur que con el norte, y con la costa que con el interior. Algunos historiadores sostienen que a mediados del siglo I a.C. se produjo una multiplicación de los castros (bien por crecimiento demográfico o por otros motivos). A finales de siglo, coincidiendo con la fase final de la conquista romana , algunos con signos de destrucción de las murallas y en algunos casos de reocupación inmediata.
Son los más comunes y característicos. Se localizan en cerros o elevaciones prominentes, pero raramente en altas cumbres. Tienen forma circular u ovalada y presentan una o más paredes. Un ejemplo es el castro de Coaña ( Asturias ).
Situados en zonas de alta montaña, se localizan en las laderas y tienen forma ovalada, con fosos artificiales en la parte superior y muros o terraplenes hacia el valle. Se remontan a la época romana y están vinculados a la minería. Dos ejemplos son Vilar en la Sierra de Caurel y Xegunde en Fonsagrada ( Lugo ).
Son de planta variada, aunque normalmente de forma redonda u ovalada, adaptándose al terreno. Las defensas naturales del mar se complementan con murallas y fosos hacia el interior. Estos son muy abundantes y un ejemplo son los de Baroña en la Sierra del Barbanza.
Los poblados castreros suelen construirse en colinas despejadas, promontorios rocosos o penínsulas que se adentran en el mar, lo que les proporciona visibilidad, defensa y dominio del contorno. El lugar de asentamiento viene dado también en función de los recursos naturales explotados por los vecinos. Los castros cuentan con un recinto superior, la "croa", y una serie de terrazas dispuestas donde se sitúan las edificaciones. Cada uno de estos tramos puede estar limitado por murallas, parapetos o fosos. En ocasiones hay una especie de añadidos, los antecastros, que también están rodeados de murallas pero no albergan viviendas, por lo que se supone que éstas estaban destinadas a animales o huertos.
Los castros suelen tener una sola entrada, que sirve también para impedir el paso. En algunos casos se trata de un simple engrosamiento de los remates de los muros, en otros, un paño del muro sobrepasa al otro, formando un estrecho corredor. Se supone que se cerraban con puertas de madera.
Las defensas de los castros no parecen responder a necesidades bélicas, sino de prestigio y de delimitación simbólica del espacio habitado. De hecho, se encontraron pocas armas. Además de las defensas naturales, existen estructuras de tres tipos:
La más habitual es la ausencia de organización urbana. En el siglo I aparecen agrupaciones de edificios ("barrios"), constituidas por varios edificios rodeados por una muralla con una abertura que da a la calle. Esta disposición es habitual en las grandes ciudades, y en localidades más modestas como Castro do Vieito . Pueden tratarse de viviendas en las que un edificio sería vivienda y el otro, silos y almacenes. Las casas no comparten medianeras, sino que están separadas de las demás. No se sabe si esto es reflejo de la idiosincrasia de esta cultura o por la dificultad de hacerlo en un edificio circular. Las casas tampoco tienen ventanas.
El suelo de las casas era de tapial. Antes del siglo II-III a.C., los muros solían estar construidos de adobe , con un pilón central. Posteriormente, se utilizó mampostería más o menos en hiladas horizontales (o poligonales, en algunos casos). Las cubiertas eran de ramales cubiertos de barro y reforzados mediante pesos o posteriores de tejas. A partir del siglo I y debido a la influencia romana, pasan a ser más habitualmente de planta cuadrada o rectangular. El elemento esencial de una casa es la vivienda, que en el cambio de época se situaba en el centro y era de pizarra o barro y a finales del siglo I se desplazó hacia un lateral y fue, en algunos casos, de tejas.
Se sospecha que algunos edificios de gran tamaño, en los que discurre un banco de piedra a lo largo del muro y en los que no se encuentran restos de habitación, podrían haber sido recintos de habitaciones. También hay hornos de cerámica y alfarería, normalmente junto a las salidas o en el exterior.