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Gilena

Gilena es una ciudad situada en la provincia de Sevilla , España. Según el censo de 2005 ( INE ), la ciudad tiene una población de 3898 habitantes.

Acontecimientos históricos en Gilena

En 1931, Gilena contaba con más de cuatro mil habitantes y casi todos ellos trabajaban en la agricultura. Las condiciones de trabajo eran muy duras, por lo que el nivel de vida era muy difícil. Los trabajadores no ganaban mucho dinero y estaban desempleados la mayor parte del tiempo. La pobreza e incluso el hambre estaban presentes en la mayoría de las familias de Gilena.

El 12 de abril de 1931 se celebraron elecciones locales en España. Era la primera vez en casi sesenta años que se permitían elecciones libres en España. Los partidos republicanos y de izquierdas ganaron las elecciones en las ciudades. La monarquía de Alfonso XIII y la dictadura de Primo de Rivera -antes- habían sido un fracaso. Los españoles querían un cambio de gobierno que pudiera solucionar sus problemas. El 14 de abril se anunció la Segunda República Española; la mayoría de los españoles pensaban que su vida mejoraría.

Los historiadores siempre han dicho que el cambio era necesario en las ciudades; las zonas rurales no tenían libertad para elegir a sus representantes porque los caciques controlaban todo el sistema. Por ejemplo, en Gilena no hubo elecciones; la ley de 1907 permitía que no fueran necesarias si el número de vacantes era igual al de candidatos. Pero las noticias nos decían que en Gilena, antes de las elecciones, los socialistas ya estaban bien organizados; sin embargo, el sistema no les permitió participar en las referidas elecciones. Por otro lado, el 14 de abril todos ellos salieron a la calle a manifestar su apoyo a la República.

Durante la República, en España, había muchos partidos, pero en Gilena sólo había dos: el PSOE, el partido de izquierdas, y el IR, el partido de centro. En realidad, este partido, el IR, lo dirigía un terrateniente, un “cacique” campesino. Los trabajadores podían elegir a cualquiera de los dos, pero si elegías al Partido Socialista, no trabajabas. Los dos partidos tenían la sede sindical en la misma calle. Esta ubicación provocó muchas tensiones.

El 9 de octubre, un comité, integrado por autoridades públicas, se trasladó a Sevilla para pedir ayuda al gobernador civil. Ese mismo día, los obreros socialistas convocaron una huelga general para impulsar la asamblea. Al amanecer, los piquetes salieron a los campos para comprobar que alguien estaba trabajando.

La situación más complicada se dio en el cortijo denominado “Marqués”, la finca más importante de toda la zona, a tan sólo 3 kilómetros de Gilena; sus tierras están comprendidas entre Gilena y Aguadulce. Algunos piqueteros intentaron convencer a los trabajadores de que desistieran de sus trabajos, pero éstos no se detuvieron y comenzaron a insultarse entre ellos.

Los piqueteros volvieron a la sede del sindicato para pedir ayuda. Mientras tanto, desde el cortijo Marqués llamaron a la guardia civil de Aguadulce. Cuando un centenar de trabajadores volvió, se encontraron con que los guardias civiles les apuntaban con sus armas. Los registraron y los condujeron de nuevo a Gilena, al cuartel de la guardia civil. En el registro no encontraron armas de fuego. Al contrario, se encontraron palos, piedras y otros objetos.

El cabo de la guardia civil, que no conocía a Gilena, encabezó la fila de presos hasta el centro del pueblo, lo que fue un error. Por el camino se fueron uniendo otros guardias civiles que patrullaban por las calles hasta un total de 10. Cuando llegaron al pueblo se estaba concentrando mucha gente. La tensión iba en aumento.

Cuando las cadenas de los presos pasaron frente a la sede socialista, los gritos aumentaron. Entonces varios trabajadores rodearon al cabo, le quitaron el arma y la introdujeron en su sede.

En ese momento, cuando los demás guardias civiles vieron al cabo caído en el suelo, comenzaron a disparar. Todo el mundo corrió y se escondió por todas partes. Mucha gente se escondió en la sede del sindicato; dentro, algunos de ellos treparon por el muro del patio hasta las casas contiguas. Unas horas después, llegaron los refuerzos de guardias civiles desde Osuna y Estepa.

Murieron el cabo Pablo García Albano y cinco trabajadores, uno de ellos en el hospital de Sevilla. Numerosas personas resultaron heridas, sesenta fueron detenidas y muchas permanecieron en sus casas. Las autoridades políticas y militares visitaron el pueblo; los periodistas escribieron sobre los acontecimientos en sus periódicos. Para la mayoría de los periódicos, la víctima fue el cabo.

Años después, el juicio fue celebrado. El asesino no fue identificado y sólo tres trabajadores fueron declarados culpables por insultos a las autoridades. La leyenda contaba que un trabajador clavó una aguja en el estómago del cabo, pero la realidad fue que su cabeza quedó destrozada y el arma, robada por los trabajadores, nunca fue disparada.

Referencias

  1. ^ Padrón Municipal de España 2018 . Instituto Nacional de Estadística .

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