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Felino rastrero moche

El felino rastrero moche

El Felino Reptante Moche es una vasija con pico de estribo que data del 100 al 800 d.C. Esta efigie de cerámica Moche se encuentra actualmente en la colección del Museo Larco , en Lima, Perú . Proviene de la Costa Norte del Perú. Representa a un personaje zoomorfo: un perro lunar o un felino reptante.

Fondo

En las culturas del norte del Perú, la cerámica es el principal soporte para transmitir los conceptos religiosos, y era utilizada para los principales rituales funerarios, sacrificiales y de fertilidad. Este tipo de piezas fueron halladas en el contexto funerario de un gobernante Moche y fueron una de las formas más importantes de honrarlo y acompañarlo en su viaje al inframundo.

Las sociedades precolombinas eran sociedades agrícolas, por lo que su conocimiento se basaba principalmente en la observación del cielo (de las estrellas, la lluvia, los cambios climáticos…), de la tierra (para la agricultura), y del mundo subterráneo (para las plantas medicinales y las raíces). Su manera de pensar el mundo estaba, pues, organizada según esos tres niveles del mundo. Adoraban a los animales que representaban esos tres niveles: el ave para el cielo y el mundo superior, el mundo de los dioses, el felino para la tierra y el mundo de aquí, el mundo humano, y los reptiles (que son serpientes la mayoría de las veces) para el mundo subterráneo, el inframundo, el mundo de la muerte.

Las sociedades precolombinas fueron maestras de la cerámica y alcanzaron un nivel excepcional de calidad escultórica, fruto de una observación precisa y paciente de la naturaleza y de su entorno y del estudio metódico de los animales y su morfología.

El alto nivel de sus técnicas escultóricas y pictóricas en su cerámica les permitió incrementar los detalles en la representación de sus temas religiosos. El felino fue uno de los animales simbólicos religiosos más importantes. Aparece mucho en las culturas del norte y se convirtió en una gran fuente de inspiración para los artistas peruanos. Es un animal fuerte y valiente, y está vinculado a la fertilidad y al agua, ya que proviene de las húmedas y fértiles tierras amazónicas.

Interpretación

En definitiva, se desconoce la especie del animal retratado. Esta pieza podría representar un animal místico, mitad felino y mitad ave, decorado con incrustaciones de nácar. El ojo de este personaje místico está hecho de turquesa. Si observamos el objeto a la derecha, podemos ver un felino; mientras que si lo observamos a la izquierda, podemos ver un ave. El ojo es el vínculo entre ambos. Este objeto corresponde al concepto de la dualidad creadora, muy importante para las sociedades precolombinas. El hocico del felino es desproporcionado y el animal está sentado con las patas hacia arriba, en posición de lucha. Los triángulos de nácar representan la cresta del ave, que es un símbolo de importancia y poder. Las crestas son al mismo tiempo un símbolo de la unión entre el mundo superior y el mundo inferior. Esto es muy importante porque explica uno de los conceptos mayores del Antiguo Perú: el hecho de que el mundo superior (el mundo de la Tierra) recibe el agua y la luz que viene del cielo, creando vida.

Esta pieza tiene varios nombres: el dragón, el perro lunar, el monstruo lunar o el felino reptante. Vemos, por ejemplo, que las orejas del animal no son las típicas de un felino sino más bien las de un zorro, un animal que conecta los diferentes mundos entre sí. Esta pieza es la expresión de la complementariedad, de dos mundos que se encuentran, uniendo su poder. Intriga y atrae la curiosidad de los turistas del Museo Larco por su aspecto misterioso y la evidente espiritualidad que conlleva.