Colpi di luce (estrenada internacionalmente como Light Blast ) es una película de acción y ciencia ficción italiana de 1985 dirigida por Enzo G. Castellari . Está protagonizada por Erik Estrada junto a Peggy Rowe, con quien pronto se casaría en Roma. [1]
En San Francisco, dos adolescentes que juegan al escondite entre los vagones de una estación de tren abandonada intercambian afecto. Una furgoneta blanca llega a las inmediaciones de la tienda y apunta con una pistola a un gran reloj LCD. Los adolescentes tienen relaciones sexuales, el cañón dispara por todos lados, se incendia y se derrite. Entonces el doctor Yuri Svoboda, ex profesor de la Universidad de San Francisco , amenaza al ayuntamiento de la ciudad con su rayo láser si no le dan cinco millones de dólares.
"Un chantaje láser para la ciudad de San Francisco, California. Unos criminales amenazan con reducirla a un montón de brasas incandescentes si no les dan una enorme suma de dinero. Las autoridades no se dan por vencidas y las investigaciones corren a cargo de Ron, un inspector experto con fama de duro (como el policía de ' Harry el sucio ' interpretado hace años por Clint Eastwood ). (...) Como se refleja de forma más que evidente en la trama, se trata de una película de acción, producida a base de cortar el pan típico del crimen amarillo. Por lo demás, Enzo G. Castellari es un director que se mueve en el cine de forma espectacular, pero los resultados no son sorprendentes, ni tampoco indecorosos en la fuerza de su consumado oficio. ¿Cómo, exactamente?, se trata de 'Shots of light', protagonizada por Ennio Girolami, Michael Pritchard, Peggy Rowe, Bob Taylor." [2]
"Al igual que Estados Unidos, Enzo Castellari ha empujado a estrenar este crimen por el ritmo, pero por el tema trivial: todas las demás películas revisadas por corte típicamente americano. Situación vivida en muchas otras historias y en muchas otras series de televisión. Desde el profesor maniaco que quiere destruir una ciudad si no satisface su sed de poder y de dólares, al policía intrépido que comete solo una masacre de proporciones indecibles, pasando por la muerte del gran policía que persigue a toda velocidad, a motor, por tierra, por las calles y autopistas de la metrópoli. En conjunto, la película tiene mérito, que hay que atribuir al provincianismo inconsciente de Castellari que centra la atención en el verdadero protagonista de la historia: San Francisco, fotografiado documentalmente con sabiduría, en su nuevo y en su viejo. San Francisco, con sus rascacielos y sus casas del siglo XIX, con su hermosa bahía, su puente icónico. He aquí, pues, que el policía bueno vive en una casa flotante, el policía hace una asombrosa persecución de un coche de serie (una especie de carrera todoterreno), mientras que el malo trabaja nada menos que con un rayo láser. Para afrontarlo, Erik Estrada encarna al teniente Ronnie Warren, conocido por el público televisivo por una serie de éxito, la de “Chips”, el intrépido policía de California Street”. [3]
"Quizás Castellari no lo sepa, pero probablemente nadie antes que él había hecho con la energía láser nuestros coches. ¿Un nuevo tipo de combustible? No, digamos un propulsor, un pretexto para lanzar coches, camiones y furgonetas de todas las formas y tamaños en el habitual torbellino de eslalon, carambola y trompo. Durante años, la mayor parte de nuestras películas de aventuras de serie B filmadas en los EE.UU. son el choque de coches en cámara lenta (mejor ráfaga final). Las tomas de luz no son la excepción, sino que se utiliza el expediente del científico loco con arma letal para calentar los motores." [4]