Enzo D'Alò
En 1979, mientras realizaba la prestación sustitutoria como objetor de conciencia, trabajó con niños, filmando sus dibujos y montándolos con su propia música.Así nació su vocación cinematográfica, que le llevó a descubrir las enormes posibilidades expresivas de los dibujos animados.Así, por ejemplo, ha trabajado con Paolo Cardoni en La Freccia azzurra (1996) o con Walter Cavazzuti en La gabbianella e il gatto (1998) y Momo alla conquista del tempo (2001).[2] En sus películas son comunes las referencias a grandes escritores ( Sepúlveda, Ende, etc.), y el gusto por historias que puedan disfrutar públicos de todas las edades.Enzo D'Aló consigue hablar también de temas importantes, como la integración, la ecología, la amistad, etc. y lo hace con lirismo e inteligencia.