Un efecto de compuerta es una situación en la que una pequeña acción puede producir un efecto mucho mayor sin un límite fácilmente discernible. La analogía original es la de una compuerta que, una vez abierta, por muy minúscula que sea, permitirá que el agua fluya por ambos lados hasta que ambos lados se equilibren. También se puede utilizar para referirse al efecto en el que, una vez que se ha abierto una compuerta, el agua brotará en un torrente a través de la compuerta, lo que hará que sea más fácil seguir abriéndola, pero más difícil cerrarla.
El término se utiliza habitualmente para ilustrar una situación en la que un precedente sentará las bases para que se repitan actuaciones cuyo número es difícil de controlar. Un ejemplo de este tipo puede ilustrarse de la siguiente manera:
La creación de un barrio rojo aquí creará un efecto de compuerta, provocando que se creen barrios rojos en otros lugares.