Anagrama es una editorial española fundada en 1969 por Jorge Herralde, posteriormente vendida a la editorial italiana Feltrinelli .
Anagrama fue fundada en 1969 por Jorge Herralde. En 2010 fue vendida a la editorial italiana Feltrinelli . [1] [2]
En 2014 se creó una serie en lengua catalana , Llibres anagrama .
En enero de 2017 la editorial fue adquirida por el Grupo Feltrinelli, siendo Jorge Herralde nombrado presidente del consejo de administración, mientras que Silvia Sesé asumió la dirección editorial de Anagrama.
En noviembre de 2021, La Bella Varsovia, editorial de poesía dirigida por la poeta Elena Medel , se convirtió en un sello de Anagrama, con Medel continuando como directora. [3]
Anagrama ha publicado miles de títulos desde 1969. [ cita requerida ]
Anagrama publica alrededor de 100 libros al año, [¿ cuándo? ] incluyendo ficción, no ficción y una serie de libros de bolsillo. [ cita requerida ]
Su serie más importante es Narrativas hispánicas , compuesta por obras de muchos de los escritores en lengua española más importantes de la era moderna, entre ellos Sergio Pitol , Enrique Vila-Matas , Roberto Bolaño , Álvaro Enrigue , Ricardo Piglia , Javier Tomeo , Álvaro Pombo , entre otros. También publica Panorama de narrativas , que consta de obras destacadas traducidas de otros idiomas, y Argumentos , o ensayos de todo tipo de pensadores, filósofos y escritores contemporáneos. [ cita requerida ]
Alrededor del 75 por ciento de sus ventas se realizan en España. [4] La editorial y sus traductores han sido criticados por los lectores latinoamericanos por el uso excesivo de expresiones típicamente castellanas, [5] [6] [7] [8]
Anagrama concede anualmente dos premios a obras inéditas: el Premio Anagrama de Ensayo y el Premio Herralde de Novela. [ cita requerida ]
En 2016 se concedió por primera vez el Premio Llibres Anagrama, destinado a novelas originales escritas en lengua catalana. [ cita requerida ]
[U]na clásica queja de los lectores no españoles de Anagrama: las traducciones, a veces tan repletas de argot madrileño que la lectura se vuelve enojosa.
Lo más admirable del trabajo de [Gordon] Burn (en la medida en la que puede percibirse en la traducción de Antonio Resines y Herminia Beria, repleta de españolismos que convierten a la Inglaterra profunda en un suburbio de Madrid).
[L]a traducción de Jaime Zulaika está llena de españolismos, algo que debería corregirse para el auditorio latinoamericano.
A la prosa de Echenoz hay que disculparle, en este caso, los españolismos de la traducción.