Nothing Ever Was, Anyway: Music of Annette Peacock es un álbum doble de la pianista Marilyn Crispell , el bajista Gary Peacock y el baterista Paul Motian grabado en septiembre de 1996 y lanzado en ECM al año siguiente. [1]
Thom Jurek de AllMusic afirmó: "Cuando se repiten las canciones que dan título al álbum para finalizar el set, no es como si nada hubiera sido igual, es más como si nada fuera a ser igual, ya que esta buena música y estos músicos han pasado por una transformación silenciosa en el proceso de interpretación. Han hecho que la Sra. Peacock se sienta orgullosa". [2]
Los autores de la Penguin Guide to Jazz Recordings afirmaron: "El álbum se convierte en una especie de miniópera sin palabras, un retrato extendido del compromiso de un gran artista con otro... Crispell rara vez (o nunca) ha tocado con tanta elegancia y con tanto control. Tal vez la disciplina de mantenerse dentro de los límites establecidos por otro compositor (y uno con un enfoque mucho más melódico que Coltrane, por ejemplo) le permitió liberar un aspecto hasta entonces suprimido de su personalidad musical. Baste decir que consideramos que se trata de una obra maestra contemporánea. Pasarla por alto sería pasar por alto un trío con piano que está a la altura de cualquier otra obra desde el difunto Bill Evans". [3]
En un artículo para el New York Times , Adam Shatz calificó el álbum como "un trabajo deslumbrante de un grupo cuyos miembros parecían disfrutar de una telepatía casi completa", y comentó: " Nothing Ever Was, Anyway dio la primera pista de una Sra. Crispell diferente: elegíaca, meditativa, más inclinada a dejar que los espacios entre las notas respiren. El homenaje a Annette Peacock, que marcó el comienzo de su asociación con ECM... parece haberla liberado". [4]
En un artículo para Jazz Times , Bill Shoemaker escribió: " Nothing Ever Was, Anyway es un triunfo del proceso colaborativo potencialmente corrosivo. Este fue un proyecto que habría aplastado a un artista menos seguro, ya que Crispell estaba trabajando con un compositor exigente, posiblemente el productor más decidido y práctico de la industria, y dos músicos con décadas de experiencia con la música de Annette Peacock... Sin embargo, Crispell claramente emerge como la primera entre iguales en este extraordinario álbum de dos discos... se hace evidente que Crispell ha aportado hábilmente un emocionalismo sin adornos a un cuerpo de trabajo arcano, una cualidad que es cada vez más importante en su trabajo. Lo que es especialmente sorprendente en las interpretaciones de Crispell es su aguda conciencia de que el patetismo de la música de Peacock es propenso a la sobreinflación; en consecuencia, con frecuencia utiliza... un ataque deliberado para dejar que las cualidades dramáticas intrínsecas de la música de Peacock se desarrollen". [5]
Disco uno
Disco dos