Estas experiencias prefiguran lo que ocurriría a su arribo, cuando Léry y sus compañeros descubren un mundo completamente nuevo, habitado por una amplia variedad de pueblos.
Los protestantes abandonaron la colonia y se establecieron en tierra firme, acogidos por los aborígenes Tupinamba.
Lery cuenta que contemplaron el canibalismo y ya se disponían a echar suertes para decidir cuál de ellos se sacrificaría para servir de alimento al resto cuando por ventura descubrieron que habían llegado a Europa.
Otra vez la suerte jugó a favor de Léry, pues la tripulación fue acogida por autoridades protestantes, que ignoraron la orden.
Por ejemplo, decía que de indios cargaban cañones en los hombros, los cuales tiraban contra los portugueses[cita requerida].