Encuadernación de tapa blanda

En los últimos años del siglo XIX comienzan a aparecer editoriales que emplearon la técnica de la encuadernación en rústica y la publicación editorial masiva para comercializar ejemplares literarios de forma barata, y por tanto accesible a personas con menor capacidad económica.[1]​ Este tipo de publicaciones eran además más propicias para el intercambio y el préstamo (por una pequeña cantidad de calderilla) en quioscos, ya que su escaso valor económico, su abundancia y su escasa durabilidad física no motivaban el coleccionismo.La encuadernación en rústica existe desde mediados del siglo XIX, pero se popularizó alrededor de 1930.Muchas veces la misma edición solo se diferencia por las tapas en cartoné o rústica.La encuadernación grapada es de varios tipos, la más sencilla consiste en una única grapa que fija a la vez, las hojas del cuaderno y las tapas.
Ejemplo
Libro encuarnado a tapa blanda verde